miércoles, 1 de diciembre de 2010

DICIEMBRE Y CULTURA POPULAR ARGENTINA 2

Acaba de llegar diciembre y de alguna manera yo también acabo de llegar… Volver a Madrid es volver al mundo que me he ido confeccionando en los últimos años, pero también es volver a uno mismo con todas sus ventajas y con todos sus inconvenientes, para qué negarlo... Una de las cosas que me encanta de viajar es que me olvido de mí mismo por un tiempo, y así relativizo muchas cuestiones que dejan de parecerme importantes. Con esta entrada me gustaría cerrar el ciclo Cultura Popular Argentina y, por otro lado hacer propósito de enmienda de forma pública en lo referente a este blog, porque en realidad me encantaría ser capaz de escribir al menos una vez a la semana, y a ser posible publicar en miércoles para coincidir con la salida del Hola! en los kioscos, pero tengo dos problemas al respecto: La Pereza y, sobre todo, el hecho de que casi todo lo que me gustaría redactar es imposible de contar de manera pública…
El lunes pasado llegué al aeropuerto de Buenos Aires por la mañana y cuando salí del avión en Madrid ya era martes por la mañana, así que el lunes desapareció de mi vida sin más, con ayuda de la pastilla para dormir que tomé una vez sentado dentro del avión. Pero en realidad ha desaparecido la semana entera, porque cuando llegué a Madrid tomé un avión a Santiago de Compostela y desde allí un autobús a Orense. Pasé el miércoles en Orense y dormí como 15 horas y el jueves empezó el peregrinaje a Madrid en el sentido inverso. Cuando llegué el jueves por la noche a Madrid en realidad no sabía cómo me llamaba y el viernes a primera hora ya tenía agenda en la Universidad que se prolongaba durante todo el fin de semana hasta el domingo hasta el medio día. Me agarró la ola de frío polar y me atacó a la garganta, que ya la traía destrozada de Argentina… Podría decirse que hasta el lunes no volví a la vida, día en el que empecé a levantarme a una hora razonable y empecé a hacer lo que tenía que hacer sin demasiada desorientación, eso sí con mucho frío… Creo que se ha terminado el margen de recuperación y hoy empiezo a diseñar el año que comienza en breve…
Antes de hablar de las cosas que vienen me gustaría cerrar lo que ya ha sucedido… Empezaré hablando de un vínculo entre Almería y Argentina que he descubierto durante el pasado mes y que me da la sensación que explica una famosa leyenda urbana de la que todo almeriense ha oído hablar alguna vez.
La gente de Almería ha escuchado mil veces que dicen que Walt Disney es natural de Almería, y creo haber encontrado la génesis del rumor… En mis incursiones por las tiendas de discos y dvds de Buenos Aires, y mientras buscaba manjares locales que descubrir y de los que apropiarme, encontré una edición de lujo de películas de animación dirigidas y producidas por García Ferré, el creador de Petete, Calculín o la tortuga Manuelita, entre otros. Manuelita es una película que recuerdo haber visto en el cine Los Ángeles cuando era muy pequeño. Mi fascinación por la animación se mantiene intacta desde mi infancia y cuando vi las carátulas de las películas de Ferré me atacó la nostalgia y el choque frontal con algo que había disfrutado mucho hace mucho tiempo y que estaba completamente borrado de mi memoria. Tomé conciencia y compré los dvds, además de documentarme un poco sobre García Ferré y descubrir que el creador de todas estas películas, con una animación muy Disney en su acepción más clásica, es un genio reconocidísimo en Argentina y español de nacimiento, en concreto almeriense. Encontré rápidamente la lógica que concatena la posibilidad de que alguien alguna vez supo que esa película a lo Disney podía ser de un cineasta almeriense, y que de esa manera podían haber establecido como creencia popular que Disney era de Almería, al fin y al cabo los rumores en provincias son facilísimos de extender. La película más antigua que me he traído data del 72, así que todo me parece realmente factible. Por lo visto García Ferré aunque muy mayor sigue vivo y me apeteció mucho ir a buscarlo y tocar a su puerta. Después de todo todas las puertas que he tocado en Argentina se han abierto de par en par… Finalmente no lo hice, supongo que no tenía tiempo.